Embarazo en adolescentes

Las secuelas a nivel físico y psicológico son devastadoras para las niñas y adolescentes embarazadas, quienes a su vez arriesgan su vida y la de su bebé. Aunado a ello, representa limitantes en su desarrollo integral, social, educativo y económico. Con base a este tema, diversas organizaciones se han sumado para prevenir y denunciar estas violaciones.

Por Margarita Pacay

La educación sexual es prioridad en cualquier ámbito, afirman los expertos porque toda vez tengan la información real desde casa, sin tabúes, tendrán más responsabilidad de sus actos, en el caso de los adolescentes mayores de 15 años. Si se trata de niñas con menos años, cualquier acto que se cometa en su contra será reconocido como un delito, aunque se aduzca que aceptaron voluntariamente tener relaciones sexuales.

Según el Código Penal de Guatemala, Decreto número 17-73, se comete delito de violación cuando el acto sexual se realiza con una persona menor de 14 años, Artículo 173, siendo el embarazo un agravante de este delito, Artículo 174. Además, cualquier persona que omita su denuncia, será sancionada por el delito de omisión de denuncia, Artículo 457.

Leonel Dubón, director ejecutivo de la asociación El refugio de la niñez, explica “no podemos perder de vista que toda relación sexual con una niña que no ha llegado a la adolescencia, está tipificado como una violación sexual. En la ley existen ciertas diferencias, por ejemplo, un niño menor de 13 años no puede ser penalizado, en consecuencia, debe analizarse si el hechor es menor a esa edad. Esto no implica que no se tomen las medidas de protección para ambos”.

En el caso de ser un adolescente entre 13 y 15 años, se está sujeto a medidas y sanciones que establece la ley. Si fuera de 15 a 18 años son otro tipo de sanciones, teniendo en cuenta que en todos los casos sea una niña menor a los 14 años. En el caso de relaciones entre adolescentes, el panorama varía significativamente, añade Dubón. “En las adolescentes mayores de 15 años, es común que los agresores sexuales sean pares de edad similar, mientras que en las menores suelen ser principalmente hombres mayores a ellas”, afirma la ginecóloga y obstetra Linda Valencia, directora del Centro Integral de Parto Natural Ixchel.

Del 7 al 34 por ciento de las niñas sufren de violación e incesto, y un buen porcentaje resulta en un embarazo. De hecho, se estima que de cada 10 mujeres que viven una agresión sexual, una quedará embarazada, agrega Valencia. De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, la maternidad en adolescentes está por encima de 20 por ciento en América Latina y se encuentra en estrecha relación con las condiciones económico-sociales de estos grupos.

Un embarazo detiene su proceso de crecimiento y desarrollo físico debido a que debe compartir las proteínas destinadas a su cuerpo al nuevo ser. Además, durante el embarazo, las adolescentes tienen mayor probabilidad de presentar complicaciones debido a que sus órganos no están plenamente desarrollados para esa etapa, como: anemia, infecciones urinarias a repetición, hipertensión inducida en el embarazo, que puede presentarse como preeclampsia. Estas enfermedades provocan que sus hijos nazcan prematuros o con bajo peso. Las adolescentes tienen cinco veces más alta la probabilidad de morir que una mujer adulta.

Asimismo, a las adolescentes les afecta emocionalmente el embarazo, lo que se manifiesta con aislamiento, frustración, angustia, sentimientos de culpa, abandono del recién nacido, rechazo familiar y social, infanticidio o suicido.

Para apoyar a las niñas y adolescentes que pasan por esta situación, se ha activado una ruta para denunciar cualquier abuso en contra de ellas. La Secretaría contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas, SVET, es la institución encargada del monitoreo y seguimiento a la ruta de las entidades que deben atender de forma integral los casos reportados de las menores de 14 años embarazadas.

Cómo hablar sobre sexualidad

• Es necesario establecer vínculos de confianza, respeto y comunicación entre los padres e hijos.
• A los 18 meses las niñas pueden dar inicio al aprendizaje de las partes de su cuerpo, enfatizarles que existen áreas privadas que solo ellas pueden tocar.
• Enseñarles a que no guarden secretos, en especial de personas cercanas o extrañas a quienes les tengan temor.
• Si alguien les hace algo que no les gusta, lo deben comunicar y enseñarles a diferenciar las caricias sanas y las que llevan otra intención.
• Estar pendientes de los cambios de actitud y emociones, como llanto, tristeza, miedo, pérdida de atención y temor.
• Establecer tiempo para explicarles, según su edad, el daño que pueden provocar algunas personas, lo que pueden pedirles y cómo deben decir no, gritar, correr o pedir auxilio.
• Deben estar empoderadas para decir a quien le tengan confianza, si alguien las acosa, intenta tocar alguna parte de su cuerpo, incluso si les ofrecen regalos con intenciones sospechosas.
• Ninguno debe invitarlas a un lugar apartado, diciéndoles que alguien de su familia les espera. Nadie debe entrar a su cuarto a escondidas.

La directora, maestras, personal de salud, policía, fiscal, procurador y juez deben actuar rápido si saben o sospechan que alguien quiere hacerles daño. Si se desea presentar alguna denuncia pueden marcar el número de la Procuraduría General de la Nación, teléfono 2414 8787; MP, 2250 0573/75, y 2411 9127.

Fuentes: OSAR; y Secretaría contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas, SVET.

Fuentes: Mirna Montenegro Rangel, OSAR, mirnam.rangel@gmail.com; Linda Valencia, ginecóloga y obstetra, directora del Centro Integral de Parto Natural Ixchel, teléfono +(502) 4145 6060; Daniel Alberto Cifuentes Gómez, técnico del Plan Nacional para la Prevención de Embarazos en Adolescentes y Jóvenes de Guatemala, Planea, teléfono +(502) 2013 2017, del Consejo Nacional de la Juventud, Conjuve, teléfono +(502) 2498 0800. Leonel Dubón, director ejecutivo de la asociación El refugio de la niñez, teléfono +(502) 2334-0806, extensión 111.