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La paternidad: una visión diferente

Más que proveer dinero o responder ante el embarazo de su pareja, la paternidad responsable es una manera de vivir.

Más que proveer dinero o responder ante el embarazo de su pareja, la paternidad responsable es una manera de vivir.  La figura masculina, capaz de ocupar un espacio en la mente y sentimientos de los hijos, no solo vela por el bienestar de la familia, sino también por sus necesidades afectivas.

Por Raquel Müller y Jeovany Ibañez  

Fotoarte: Gerber Sarazúa

Josué García es un mecánico de carácter fuerte y aguerrido en el día a día de su taller, pero en casa este hombre derrocha ternura con su hija de siete meses.  Así lo expresa Estela, su esposa.  “Todos los días, yo salgo primero hacia mi trabajo y él se encarga de arreglar a nuestra hija, preparar la pañalera, el biberón y la lleva con los abuelos, quienes la cuidan”.

En la noche, ambos pasan a recoger al bebé y retornan juntos al hogar.  Ya en casa, él se encarga de preparar la cena y Estela comienza a ordenar las cosas que utilizarán para el día siguiente.  “Eso es parte de las responsabilidades que estuvimos de acuerdo en compartir desde que nos casamos”, aclara Estela.

Pero no todo ha sido un cuento de hadas para esta pareja que lleva cuatro años de casada.  Ambos han tenido que desafiar muchas normas no escritas y salirse del prototipo que aprendieron en sus hogares.  

“En mi hogar aprendí que la función de las mujeres era moler el maíz y tortear, ir al río a lavar la ropa, cuidar a los hijos y servirle la comida al marido cuando llega a casa”, dice Josué.  Este hombre de carácter fuerte expresa que tanto él como sus ocho hermanos nunca recibieron de su papá una caricia, un abrazo ni mucho menos un consejo.  “Eso sí, fue mi papá quien me ofreció el primer trago.  Crecimos viéndolo alzar la voz, golpear la mesa y a mi mamá cuando llegaba ebrio”.

Pese a ello, Josué creció con la idea de no repetir la misma historia en su hogar.  Pero es consciente de que cambiar las prácticas culturales y los estereotipos de un día para otro, para convertirse en un esposo y padre responsable, no es fácil.  

Esta nueva manera de relación incluye mayor intimidad emocional con los niños, más presencia, el ejercicio racional de la autoridad y colaboración en su crianza”, psicóloga Claudia Cuyún.

Pero ¿Qué significa una paternidad responsable?  Los expertos lo resumen en aquel progenitor que se convierte en el proveedor del sustento económico y emocional, que comparte la crianza de su prole, se involucra en su formación de manera más cercana, guía, acompaña y corrige cuando es necesario.

 La Constitución Política de la República establece que “El Estado garantiza la protección social, económica y jurídica de la familia.  Promoverá su organización sobre la base legal del matrimonio, la igualdad de derechos de los cónyuges, la paternidad responsable y el derecho de las personas a decidir libremente el número y espaciamiento de sus hijos”.

Sin embargo, más allá de los legalismos “la paternidad involucra un conjunto de relaciones en diversas áreas o aspectos tales como relaciones de amor, cuidado, conducción, educación y dirección, de juego y diversión, así como de autoridad, aprendizaje recíproco, formadores de identidades, competencias sociales, valores y creencias”, dicen los profesionales del centro de Psicología Científica en un estudio denominado “Nueva mirada hacia la construcción de la paternidad”.  Con base en esto, los expertos explican que “una paternidad eficaz es aquella que combina, de forma armoniosa, todas estas áreas en la crianza”.

Claudia Cuyún, psicóloga clínica y asesora educativa familiar, concuerda con el citado estudio, al expresar que la paternidad va más allá de ser padre biológico.  “Se refiere a la adquisición de un rol en el cual se encuentren saciados los espacios de provisión económica para la manutención, pero además involucrarse activamente en la crianza del hijo/a; desde levantarse de noche para dejar que la madre descanse, dar una pacha, dar de comer, cambiar pañales, entre otros”. 

¿En dónde está papá?

De acuerdo con la doctora Mirna Montenegro, del Observatorio en Salud Reproductiva (OSAR), actualmente la creciente profesionalización e inclusión de las mujeres al ámbito laboral, está “empujando a los hombres a incursionar en actividades domésticas y a ejercer otro tipo de paternidad: responsable e integral”.  Sin embargo, la profesional advierte que “tampoco es que sean padres idealizados, tienen sus defectos, virtudes, y están haciendo lo posible por cambiar las formas existentes”. 

Con lo anterior se identifica Juan José Arriola, un hombre de 47 años, quien en sus dos décadas de matrimonio ha logrado, junto a su esposa Patricia Ceballos, enseñarles a sus tres hijos el valor y el significado de la maternidad y paternidad responsable.

Ambos trabajan fuera de casa, pero han sabido distribuirse las actividades propias del hogar como lavar los trastes y la ropa, limpiar la casa, sacar la basura, así como estar al tanto de la educación de los hijos y de acompañarlos a sus actividades.  “Esto me ha permitido replantear mi papel de hombre y de padre, y se ha convertido en una experiencia novedosa y gratificante”, dice.   Y no es para menos, ya que Juan José proviene de una familia desintegrada, donde el concepto de responsabilidad paterna estaba distorsionado.  Pero fue esto, precisamente, lo que lo llevó a “no repetir la misma historia”, comenta.

La vida de Juan José está avalada por muchos estudios que muestran una tendencia a reproducir el patrón visto, pero “esto no es una regla, pues hay muchos padres que no quieren que sus hijos vivan lo que ellos han vivido”, dicen los especialistas.  

En la misma línea, la socióloga Ana Silvia Monzón, asegura que ese cambio trae beneficios para ambos progenitores, los hijos y a la sociedad: “El niño tiene como ejemplo la igualdad de género al ver a sus padres caminar en la misma dirección”.

Y es que cuando se fomenta una mayor participación de los hombres en la crianza y cuidado de hijos e hijas, no sólo se genera una nueva distribución de tareas, sino una transformación de ideas y conductas, explica la doctora Montenegro.

En ese sentido, Marco Antonio Garavito, director de la Liga Guatemalteca de Higiene Mental, explica que aunque la balanza está aún muy lejos de igualarse, hay padres que están conscientes de la necesidad de ser mejores protagonistas y participar activamente en la formación de sus hijos.  

Lo anterior lo confirma la psicóloga Sandra Luna, en su tesis “Experiencia de masculinidad: la visión de un grupo de hombres guatemaltecos” en donde plasma que para los entrevistados “La paternidad significa un papel muy importante para ellos y cobra varios matices: ser protectores de sus hijos, velar por su educación, darles un buen ejemplo como el que ellos recibieron de su padre, moldearles una imagen que puedan seguir”.

Se debe romper con el modelo de paternidad ligado al poder para que el nuevo concepto poco a poco vaya calando en la sociedad”.  Norman Rosales.

Pero ¿cómo lograr el cambio en una sociedad como la nuestra, que históricamente ha sido construida sobre la base de la imposición y el autoritarismo?  Y donde todo ha girado en torno a la figura masculina.  

En Guatemala, según explica la socióloga Monzón, socialmente continúa siendo hegemónica la idea del padre como cabeza del hogar, como quien ejerce la autoridad y dice la última palabra.  A pesar de que el Código Civil ya no asigna ese rol de jefe de familia al hombre-padre, culturalmente sigue siendo muy fuerte esa imagen. 

Eso ha llevado a que los padres no se involucren en el cuidado y desarrollo de sus hijos, ni tampoco en dar muestras de cariño.  

Esa es la queja de Antonio Castillo, de 14 años, quien expresa que su papá siempre le compró de todo, pero nunca estuvo a su lado en los momentos de tristeza, cuando recibió su primer diploma o cuando necesitaba un consejo para salir adelante con su primera novia.  

Lo anterior, sumado a las carencias de educación formal, la falta de leyes que garanticen la paternidad responsable, abonó a esta conducta cultural en los hombres.  Pero además, la de-sigualdad social y la carencia de trabajo y bajos salarios han contribuido a reafirmar este patrón en el tiempo, dicen los expertos.

Según explica el licenciado Garavito, esa cultura paternal distorsionada ha tenido un impacto negativo en el fenómeno de la paternidad.  A la par de ello, el profesional aboga para que se sensibilice a los hombres para expresar sus sentimientos y emociones, ya que la cultura enseña que el sexo masculino debe ser fuerte, frío, capaz, seguro y nunca llora. 

Estas posiciones extremas nos han llevado a convertirnos en padres insensibles y alejados emocionalmente de los hijos, lo cual se ha convertido en un círculo vicioso, dice Garavito.

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En beneficio de todos

Muchas instituciones de la sociedad civil y del Estado están aportando su grano de arena en este tema.

Un ejemplo de ello es la Escuela para Padres del Instituto de la Defensa Pública Penal (IDPP).  La abogada Amalia Mazariegos, coordinadora nacional de la Asistencia Legal Gratuita a la Víctima y a sus Familiares, explica que la función de la escuela es ayudar en la reeducación y sensibilización de los padres de familia, como estrategia de prevención de hechos de violación a derechos de niños y niñas.

Tomando en cuenta lo anterior, un grupo multidisciplinario conjuntamente con la Escuela de Ciencias Psicológicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala, imparte una serie de talleres de sensibilización de la problemática, educación en conceptos de género y normativa nacional, a los cuales los padres deben asistir una vez por semana durante dos meses.

Muchos de los padres que asisten a la escuela lo han hecho voluntariamente, y otros han sido enviados por orden de los jueces de niñez y adolescencia, explica Mazariegos.

Pero este tema también apasiona a los expertos de la Escuela para Padres “Aprender para Crecer”.  Norman Rosales Arriaga, presidente, explica que la institución nació hace ocho años, y desde ese tiempo se ha dedicado a impartir talleres sociales de readaptación y sensibilización dirigidos a padres, tutores y encargados.

De acuerdo con el experto, el propósito es trabajar en la transformación de la cultura de violencia, la prevención del maltrato infantil, de la violencia intrafamiliar y, por ende, la prevención del delito, brindando orientación, formación y sensibilización a los padres.

Asimismo, el proyecto “Escuela Para Padres” implementado por el Ministerio de Desarrollo Social, trabaja en el desarrollo integral de familias guatemaltecas, a través de capacitaciones en temas de autoestima, educación para la no violencia, educación en sexualidad, empoderamiento, derechos humanos y salud, entre otros.

Una realidad que debe cambiar

Pese a que los especialistas coinciden en que se están produciendo cambios en muchos hogares guatemaltecos respecto de la nueva paternidad responsable, la situación exige un análisis profundo y acciones en diversos campos.

La psicóloga Cuyún habla de un trabajo en educación, en la transformación de pensamientos y comportamientos de los niños y de los futuros padres para romper paradigmas y concepciones del machismo y la inequidad de género. 

Por ejemplo, la psicóloga Ana Cecilia Fajardo, evidencia en su tesis “Caracterización de la Masculinidad del guatemalteco del área urbana” que falta mucho por cambiar.  La profesional, plantea la interrogante a una muestra de guatemaltecos sobre ¿Quién hace en su familia las labores domésticas?  El 37 por ciento dice que la responsabilidad es compartida porque: “hombres y mujeres tenemos igualdad de derechos y obligaciones”.  “Es necesaria la ayuda”, “se debe colaborar con estas labores”, “es responsabilidad de todos”.  Sin embargo, el 61 por ciento dice que lo hace la mujer, justificándolo de la siguiente manera: “Dios las ha capacitado para eso”, “la mujer es la que primero llega a la casa”, “la mujer es la ama de casa” y “el hombre trabaja”.

Pero ese sólo es uno de los puntos pendientes por cambiar.  El tema de la negación de asistencia económica representa, de acuerdo con los especialistas, otra dolorosa realidad en nuestro país.  Según estadísticas del Centro Nacional de Análisis y Documentación Judicial, el Organismo Judicial tramitó en 2012 más de 15 mil reclamos de pensiones alimenticias y en 2011 gestionó más de 10 mil.

Y así, la lista puede continuar con situaciones como el rechazo a reconocer la responsabilidad en la procreación, la negación a asentarlos legalmente, el incumplimiento del papel proveedor, la falta de cuidados y de atención emocional y el abandono. 

Hacia un nuevo  concepto de paternidad

Aunque los cambios culturales, como la mentalidad machista, no se dan de la noche a la mañana, los analistas abogan por un movimiento social que sensibilice y haga conciencia de que la paternidad responsable empieza con la planificación familiar, cuando se platica con la pareja y se asume desde allí la responsabilidad no solo biológica, sino económica, de crianza y educación, dice la psicóloga Cuyún. 

Ese movimiento al cual se refiere la profesional debería impulsar acciones dirigidas a los hombres que aún no son padres, a los que ya lo son y al resto de la sociedad, que contribuya a generar una nueva organización y cultura de la paternidad. 

Esteban Carrillo comparte lo dicho por la profesional, pues señala que acompañar a su esposa a las ecografías, a los controles ginecológicos y estar en el parto fue para él una buena experiencia. 

El hecho de que los varones colaboren en la crianza ayudará a que las relaciones familiares en todos los niveles, se vean favorecidas”.  Marco Antonio Garavito.

Karin Monterrosa, psicóloga, explica que ese ejercicio comprometido y responsable de quien engendra (o adopta) hijos, que acompaña el proceso de gestación, nacimiento, y crianza de los niños, y está consciente de la importancia de brindar un entorno seguro y amoroso para el desarrollo pleno de sus hijas e hijos, se debe inculcar a las futuras generaciones.

Por eso, los analistas expresan que muchas más escuelas, colegios, iglesias y principalmente el Estado sigan el ejemplo de algunas organizaciones que trabajan en este tema.  “Esto ayudaría a romper el círculo vicioso de los hijos que reproducen los ejemplos de sus progenitores”, dice la doctora Montenegro. 

En esa misma sintonía, la psicóloga Karin Monterrosa, explica que en una sociedad como la nuestra la imagen del rol paterno podría transformarse si hay cambios en los roles, la imagen, las prácticas, la socialización y las relaciones de género.  

“Si seguimos criando a niñas y niños en el marco de identidades rígidas, con el sesgo de que solo las niñas/mujeres pueden cuidar a otras/otros; si el ser hombre se asocia con conductas irresponsables (sexo, procreación) entonces ser padre seguirá reproduciendo jerarquías y poder en la familia y en la sociedad”, añade la especialista.

Lo anterior, también es compartido por Mirna Flores, de la Red de Paternidad y Maternidad Responsable, al señalar que el reto de ser padres responsables es que las personas estén dispuestas a asumir el cumplimiento de sus derechos y obligaciones, pero con compromiso. 

En fin, el concepto de paternidad responsable define al hombre con equidad de derechos y responsabilidades con la mujer, con la madre, con la compañera.  Es el padre y compañero que está consciente de que su papel va mucho más allá que el de “llevar el pan a casa”.

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¿Cómo ser un buen papá?

No hay una fórmula perfecta para ser el padre ideal, pero los siguientes consejos te pueden ayudar a mejorar tus habilidades para ser un ejemplo a seguir.

Está en contacto con su bebé desde su gestación y durante todo el embarazo.

 Es más accesible para conocer emocionalmente a sus hijos.

Pasa más tiempo con los hijos.

Respeta y quiere a la esposa.

Está atento a lo que dicen sus hijos y los anima a expresar lo que piensan y sienten.

Se involucra en el cuidado físico de los hijos, para generar un ambiente familiar más afectivo.

 Los empodera en sus capacidades para que sepan cómo enfrentarse a la vida.

Se pone a su altura para entenderlos.

 Da libertad para que tomen sus propias decisiones.

Comparte convivencias sanas con los hijos.

 Está en los momentos difíciles.

Se interesa en todo su proceso de crecimiento y desarrollo.

Realiza labores domésticas.

Fuentes: Ana Silvia Monzón, socióloga y coordinadora del Programa de estudios de género y feminismos, FLACSO-Guatemala, teléfono 2414 -7444.  Karin Monterrosa, psicóloga clínica de Psicología Integrativa, teléfono (502) 2369-6048.  Licenciada Mirna Flores, coordinadora de la Red nacional de paternidad y maternidad responsable.  Claudia Cuyún, psicóloga clínica y asesora educativa familiar, teléfono (502) 2334-3825.  Mirna Montenegro, del Observatorio en Salud Reproductiva (OSAR).  Marco Antonio Garavito, director de la Liga guatemalteca de higiene mental.  Clínica de psicología científica.  Norman Rosales Arriaga, director de la Escuela para Padres “Aprender para Crecer.  Estudio denominado “Nueva mirada hacia la construcción de la paternidad”.
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