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Las llaves de un hogar saludable

Los gérmenes y las bacterias tienen como objetivo ser huéspedes de cualquier hogar e incluso de tu organismo. Para cerrarles la puerta y prevenir enfermedades aplica a tu rutina las normas básicas de higiene.

Está comprobado que el 75 por ciento de las enfermedades que merodean tu organismo se previenen con solo poner en práctica algunas normas de higiene. El otro 25 por ciento restante tendrá oportunidad según la condición de tu sistema inmunitario.

Por ello vivir en un ambiente limpio es fundamental para una buena salud. Al respecto, la suciedad resulta ser el ambiente propicio para que se desarrollen microorganismos -como bacterias, virus, hongos o protozoos- que invaden los espacios y generan toxinas. Algunos de ellos producen molestos síntomas leves como estornudos, secreción nasal, tos y diarrea, mientras otros dan fiebre alta, aumento de la frecuencia cardiaca, hipotensión -una respuesta inflamatoria generalizada de todo el cuerpo- e incluso enfermedades que ponen en peligro la vida.

Para evitar cualquier contagio es necesario tomar algunas medidas de seguridad. No se trata de volverte obsesiva con la higiene, pero sí de añadir a tu rutina las recomendaciones de los expertos.

[Ojo con el gel desinfectante. Recuerda que no sustituye el lavado de manos. Resulta efectivo en una emergencia, solo si el gel contiene alcohol en una concentración de 2 a 15 por ciento, pues existen fórmulas sin antisépticos que no matan los microbios, únicamente los humedecen.]

Lavado de manos

Esta medida previene la enfermedad y el contagio. Sin duda, las manos suelen estar en contacto con superficies contaminadas, con otros humanos y con animales.

Lavártelas con abundante agua y jabón resultará un excelente antídoto para eliminar cualquier germen que ponga en peligro tu salud. La clave es frotarlas por 20 segundos, de manera que la suciedad salga por completo, enjuagar y luego secarlas con una toalla seca de algodón o de papel.

Por higiene y seguridad, Pedro Lovato, médico e infectólogo, sugiere utilizar esta medida de higiene antes de comer, después de ir al baño, luego de tocar cualquier material o superficie contaminada, al cambiar pañales, al volver de la calle, incluso al saludar de mano a otra persona.

Manejo y preparación segura de los alimentos

Una buena cantidad de gérmenes viven en las cáscaras de los vegetales o frutas, por ello debes lavarlos o quitarles la piel antes de prepararlos.

Algunas alternativas, según Ana Rodas, química bióloga, para evitar la contaminación cruzada es separar las carnes de los vegetales al momento de almacenarlas en el refrigerador, incluso antes de cocinarlas.

Es preciso que vigiles los tiempos de cocción, pues los cambios de temperatura incrementan el desarrollo de microorganismos dañinos para la salud.

Asegúrate de lavar bien las frutas, vegetales y hortalizas. De preferencia hazlo una por una debajo del chorro y fregándolas con un cepillo, luego ya sin nada de suciedad déjalas en remojo por diez minutos en agua con unas gotas de cloro.

En la cocción toma en cuenta que las carnes deben comerse cocidas para cortar el ciclo de reproducción bacteriana.

Al momento de refrigerar comidas verifica que estén a temperatura ambiente y guárdalas en recipientes herméticos.

[Salmonela, influenza, infecciones respiratorias e intestinales son las principales manifestaciones de gérmenes. Y según la OMS más de 160,000 personas mueren mensualmente en el mundo como consecuencia de estas enfermedades infecciosas.]

Conoce a los protagonistas

Bacterias

Son organismos unicelulares diminutos que obtienen los nutrientes del entorno que los rodea. En algunos casos ese ambiente será el organismo de cualquier ser vivo. Algunas contribuyen a que el sistema digestivo funcione correctamente al impedir que las nocivas proliferen en su interior.

Virus

No sobreviven, crecen ni se reproducen a menos que vivan en el organismo de una persona o animal. Permanecen en fluidos corporales infectados que caen sobre superficies, como una mesa o el asiento de un inodoro, pero mueren enseguida a menos que infecten a otro huésped. No obstante, una vez se introducen en el cuerpo de una persona, proliferan rápidamente y la enferman.

Hongos

Son organismos multicelulares, obtienen los nutrientes de plantas, alimentos, animales o de ambientes húmedos y cálidos. Muchas infecciones por hongos, como el pie de atleta y la infección por candida albicans, no representan ningún peligro para una persona sana. No obstante, quienes tienen el sistema inmunitario debilitado desarrollan infecciones.

Protozoos

Son organismos unicelulares, como las bacterias, y muchos de ellos son capaces de moverse por sí solos. Proliferan en ambientes húmedos, de modo que las infecciones intestinales y otras enfermedades que provocan suelen contagiarse a través del agua contaminada. Algunos de ellos se encapsulan en forma de quistes, lo cual les permite vivir fuera del cuerpo humano y en ambientes difíciles durante largos períodos de tiempo.

La limpieza de superficies

En el hogar hay diversos lugares vulnerables para el alojamiento de microorganismos. Lovato menciona que los más susceptibles son la cocina y el baño, seguidos de los sitios destinados a las mascotas. Si mantienes una rutina de limpieza y desinfección evitarás que estos espacios se conviertan en un foco de contaminación. Por ejemplo, muchos de los gérmenes que atacan al sistema intestinal provocan enfermedades infecciosas o la aparición de hongos, suelen alojarse en las manecillas de las puertas, superficies de la cocina, el inodoro y lavamanos, así como en los pisos.

Es necesario que te preocupes a diario de la limpieza de todas las superficies de tu casa. Al tener esta rutina se cambia el pH del espacio, porque las sustancias como el cloro, vinagre o alcohol -rebajado al 70 por ciento- modifican el factor o condición que los gérmenes necesitan para desarrollarse, según explica Olga Torres, médica microbióloga.

Es recomendable que barras y trapees a diario, así como que aspires las alfombras, porque el polvo acumulado en ellas suele albergar ácaros.

Limpia con frecuencia los objetos de uso habitual, como juguetes de los niños e interruptores de luz. Además procura cambiarte el calzado cuando vuelvas de la calle, así evitas que las bacterias de los zapatos se distribuyan por toda la casa.

Inmunización a todas las edades

Reducir el riesgo de contraer enfermedades infecciosas provocadas por gérmenes depende en gran medida de recibir cierta inmunización. En especial entre los primeros cinco años de vida y en los mayores de 50, quienes son los grupos poblacionales más vulnerables de contagio.

No obstante, todas las personas están expuestas al contagio de los virus que circulan en el ambiente. José Alejandro Mojica, médico infectólogo, ejemplifica que el virus como el de la influenza se moviliza a 167 kilómetros por hora en una distancia de cinco metros en una décima de segundo, razón por la cual es necesario recibir inmunización preventiva cada año, o bien mantenerse alejada de personas transmisoras.

La efectividad de las vacunas o inmunizaciones está comprobada clínicamente. Mojica menciona que por lo general son fórmulas que contienen el virus inactivo y al ingresar al organismo lo prepara contra las amenazas al producir anticuerpos para defenderse.

[Una manera práctica de limpiar y evitar que los microbios se fijen a las superficies consiste en utilizar cloro, vinagre o alcohol rebajado al 70 por ciento. Estos productos son catalogados como excelentes desinfectantes.]

Uso adecuado de antibióticos

El uso prudente de antibióticos mantiene esta herramienta clínica apta y disponible para curar enfermedades. Está demostrado que su uso inadecuado cambia la flora y población bacteriana del cuerpo, exponiendo al microbio al medicamento, evolucionándolo y haciéndolo resistente.
El uso innecesario crea resistencia bacteriana, lo cual empeora el cuadro clínico. Lo idóneo al presentar síntomas es hacer un cultivo o una hematología para detectar qué tipo de bacteria es y a qué antibiótico es resistente o vulnerable. Ten en cuenta que los antibióticos no son eficaces contra los virus.

El contacto con mascotas

Los animales domésticos manejados de forma inadecuada son una fuente de gérmenes capaces de provocar enfermedades. Por eso las mascotas deben cuidarse apropiadamente, llevar sus inmunizaciones al día y visitas puntuales al veterinario para detectar y curar enfermedades.

No obstante, es básico evitar el contacto directo con las deposiciones del animal. Mantener limpia y desinfectada la zona donde permanece o duerme, así como estricta higiene en los trastos y accesorios que se utilizan para alimentarlo. Evita los animales que no son mascotas, en especial roedores y reptiles.

Por Yeni Leiva

Fuentes: Pedro Lovato, médico e infectólogo de laboratorios Pfizer. Olga Torres, médica microbióloga de Laboratorio de Alimentos Industrial y de Referencia. Ana Rodas, química bióloga del Laboratorio de Análisis Físico Químicos y Microbiológicos, LAFYM, del programa EDC, Facultad de Farmacia de la Universidad de San Carlos de Guatemala. José Alejandro Mojica, médico infectólogo de Sanofi Pasteur. Manual Merck de información médica para el hogar, Editorial Océano. Campaña Lavarse las manos con jabón puede salvar vidas, de Protex.

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